4 de Octubre de 2025
Una propuesta en el Capitolio desata un intenso debate político y numismático sobre el legado del presidente.
El gobierno de Estados Unidos, a través de una iniciativa bipartidista en el Congreso, está considerando la emisión de una moneda de curso legal que lleve el rostro del presidente Donald Trump. La propuesta, que sigue los procedimientos formales para la acuñación de nueva moneda, ha trascendido el ámbito numismático para convertirse en un tema de actualidad nacional. De ser aprobada, Trump se convertiría en uno de los pocos presidentes en aparecer en una moneda estadounidense sin haber fallecido, un honor tradicionalmente reservado para figuras históricas de consenso nacional.
La iniciativa ha desatado un inmediato y polarizado debate entre los legisladores. Los partidarios de la medida, principalmente entre los republicanos, argumentan que es un reconocimiento legítimo a un presidente que, desde su perspectiva, marcó un antes y un después en la política del país con sus políticas económicas y de seguridad. Defienden que es una forma de honrar su servicio a la nación y de satisfacer el deseo de sus millones de seguidores de ver su legado inmortalizado de esta manera tan simbólica.
Por el contrario, los opositores, en su mayoría demócratas, han calificado la propuesta de prematura y profundamente divisiva. Critican que se pretenda honrar a una figura aún activa en la política y que enfrenta controversias legales, argumentando que la moneda debería ser un símbolo de unidad y no de división. Subrayan que este tipo de distinciones suelen concederse tras una evaluación histórica más prolongada y con un amplio consenso que, en este caso, no existe.
Más allá de la controversia política, la posible «moneda Trump» plantea cuestiones prácticas y de seguridad. Los expertos en numismática discuten sobre la denominación más adecuada (se especula con un dólar de plata) y los diseñadores ya evalúan cómo incorporar su efigie en un diseño seguro y a prueba de falsificaciones. Mientras el proyecto de ley avanza por los comités del Congreso, su destino final es incierto, pero ha logrado posicionarse como un potente reflejo de las profundas grietas políticas que caracterizan a los Estados Unidos en la actualidad.
